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Cuando la sostenibilidad se vuelve cultura: una conversación que recién comienza

La sostenibilidad está en el centro del discurso empresarial. Pero no siempre en el corazón de la cultura.

Esa fue una de las grandes alertas que nos dejó el Estudio de Tendencias Laborales 2024, realizado por el Núcleo Milenio para el Trabajo y Awake Consultores: entre todas las tendencias que marcan el futuro del trabajo, la sostenibilidad es la menos percibida por quienes hoy viven el día a día en las organizaciones.

Este hallazgo nos tocó una fibra profunda. Porque aunque muchas empresas la declaran como parte de su estrategia, la sostenibilidad aún no se ha convertido en una experiencia cotidiana. Y sin esa vivencia real, el impacto sigue siendo limitado.

Ese fue el punto de partida para crear la webinar “Cultura con Sostenibilidad”, una instancia colaborativa entre Awake Consultores Proforma y tres grandes colegas y profesionales: Claudia López, María José Jara y Sylvia Kramp. Juntas, abrimos un espacio para dialogar desde una pregunta movilizadora: ¿Qué pasa cuando la sostenibilidad se convierte en cultura?

1. Una cultura capaz de sostener el futuro

En la conversación, partimos por reconocer una realidad incómoda: Los avances hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se han ralentizado desde 2020. Según datos de Naciones Unidas, solo el 16% de las metas están en camino de cumplirse para 2030. El resto muestra avances insuficientes o incluso retrocesos..

Este estancamiento global no es solo un problema de políticas públicas o financiamiento. Es también —y sobre todo— un problema de mentalidad, de hábitos, de prioridades cotidianas. Es un desafío cultural.

Porque sin una cultura organizacional que respalde, alimente y legitime las decisiones sostenibles, los indicadores ESG terminan siendo una lista de chequeo más.

Y cuando la sostenibilidad no se vive, se diluye.

2. Criterios ESG: ¿medimos o transformamos?

Hoy, muchas organizaciones han adoptado los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) como marco de acción. Pero, como abordamos en la webinar, existe una diferencia fundamental entre medir sostenibilidad y vivirla como una práctica cultural.

En una cultura orientada al triple impacto, los ESG no son una obligación regulatoria, sino una brújula ética. No se persiguen por imagen, sino por convicción.

Y esa diferencia se nota en aspectos tan concretos como:

• Cómo se toman las decisiones en momentos de presión.

• Qué se prioriza al diseñar una nueva política.

• Cuánto espacio real tienen las voces disidentes o las comunidades impactadas.

3. La gestión de personas como motor de transformación

Uno de los aportes más potentes del espacio fue la mirada desde la Gestión Verde de Personas (GHRM). Exploramos cómo las áreas de personas pueden liderar esta transformación en tres dimensiones clave:

  1. Estratégica: alineando el propósito de la organización con una visión sostenible, no solo desde el negocio, sino también desde el cuidado de las personas y del entorno.
  2. Cultural: promoviendo liderazgos ejemplares, decisiones coherentes, sentido de pertenencia y una mentalidad colectiva de impacto.
  3. Práctica: incorporando criterios de sostenibilidad en procesos tan concretos como la selección, la evaluación, el desarrollo de talento, el reconocimiento y la gestión del bienestar. Porque sí: la sostenibilidad también se vive en una entrevista laboral, en un feedback bien dado o en un sistema de incentivos justo y consciente.

4. Tres niveles de madurez cultural

Durante la webinar compartimos una distinción útil para diagnosticar el estado actual de una cultura organizacional frente a la sostenibilidad:

  • Cultura declarativa: se habla del tema, pero no se vive. Predomina el riesgo del greenwashing cultural.
  • Cultura funcional: hay acciones y proyectos sostenibles, pero gestionados de forma aislada o instrumental.
  • Cultura encarnada: la sostenibilidad está integrada en la identidad organizacional, en la estrategia, en las decisiones y en la experiencia colaborador. Forma parte del ADN. Solo en este último nivel, la sostenibilidad deja de depender de campañas y empieza a auto-replicarse como una forma natural de actuar y decidir.

5. Las habilidades del futuro son sostenibles

Un dato potente que también compartimos: las llamadas green skills —habilidades relacionadas con impacto ambiental, economía circular, ética organizacional y conciencia sistémica— están siendo cada vez más valoradas en el mercado laboral.

Según LinkedIn, tener estas competencias aumenta en más de un 50% la probabilidad de contratación futura.

Por eso, más que una moda o una exigencia externa, la sostenibilidad es también una oportunidad concreta para generar valor, atraer talento, innovar y construir reputación. Y todo eso se construye desde la cultura.

6. La invitación que sigue abierta

Desde Awake Consultores creemos que la sostenibilidad será cultural o no será.

Por eso quisimos abrir esta conversación con voces expertas y comprometidas que nos inspiran y complementan.

Gracias a Claudia López, María José Jara y Sylvia Kramp por co-crear con nosotras este espacio generoso y desafiante. Y gracias a todas las personas que participaron con preguntas, reflexiones y ganas de transformar.